Su última clase maestra

3 09 2010

Fue su última pedalada y esta vez no pudo coronar el puerto. La vida le puso por delante una cima más elevada que cualquiera de todas aquellas que surcó en el Tour de Francia o en el Giro de Italia. A Laurent Fignon (París, 12 de agosto de 1960) se le acabaron las fuerzas en las rampas más duras de esa montaña que la ciencia del siglo XXI todavía no sabe como atacar. Un cáncer de páncreas detectado en 2009 terminó venciéndole el pasado martes. Se ponía punto y final a una lucha desmedida entre su espíritu y su cuerpo. Fue su última clase magistral.

Laurent Fignon, rebelde con causa: la victoria

Y es que Fignon, apodado ‘el profesor’ por su aspecto de ilustrado, por sus características gafas redondas y su coleta rubia, no se rindió nunca ni en la carretera, ni en la vida. Buena muestra de ello fue el hilo de voz con el que a través del canal galo France 2 comentó la última victoria de Alberto Contador en el Tour de Francia, en este 2010. El corredor español era una de sus debilidades porque al mirarlo veía su reflejo, le recordaba a esa rebeldía de la que hizo bandera en los años 80 y, sobre todo, admiraba su raza de campeón. La misma de la que él estaba impregnado. Pero esa voz agonizante no presagiaba nada bueno.

Un atacante como él no se iba a doblegar tan fácilmente. Así había declarado «es mi cuerpo contra mi y no puedo aceptarlo» en una de sus últimas entrevistas televisadas. Fue en noviembre de 2009, pocos meses después de hacer pública su enfermedad. El 11 de junio de ese mismo año reconocía que se le había diagnosticado un cancer intestinal en estado avanzadado, en fase de metástasis y habiéndose extendido hasta el páncreas. Fue en la presentación de su libro Nous etions jeunes et insouciants (Cuando éramos jóvenes y despreocupados). Los doctores negaron la relación directa con las sustancias dopantes tomadas durante su carrera profesional.

Porque El Profesor también cometió pecados de juventud. En dos ocasiones le pillaron copiando. En 1987 y en 1989 dio positivo en sendos controles antidopaje. Las trampas en el ciclismo han existido siempre y Fignon reconoció haber utilizado el dopaje de base que se demanda en aquellos tiempos. Era la época de los anabolizantes y los corticoides, que encendían la agresividad. La EPO, la amplificadora de la resistencia, llegaría más tarde, aunque sería igual de tramposa.

Esa agresividad la desarrolló en todos los terrenos, porque Fignon no fue ni un fino escalador, ni un contrarrelojista nato. Era un todoterreno que puso en jaque a otro campeonísimo como Bernard Hinault. En 1983, tras su impetuosa irrupción con apenas 22 años por las carreteras francesa se impuso en el Tour, en su primera participación. Repetiría en 1984 y conquistaría Italia tras varios intentos fallidos en 1989. Ese año, por fin ganó el Giro de Italia. Más allá de ahí, contabilizó 81 victorias más entre las que sobresalen clásicas como la Milán-San Remo, la Flecha Valona o el Criterium Internacional y etapas en las tres grandes vueltas.

Su carácter ambicioso e inconformista inauguró una nueva página de la historia del ciclismo. La leyenda de un deporte maltratado y vilipendiado con demasiada facilidad se agrandó con aquellas míticas batallas con Hinault, con Lemond e incluso con nuestro Pedro Delgado. Con la nueva era, con la llegada de los Indurain, Rominguer o Chiapucchi el campeón francés descubrió que tocaba disfrutar del ciclismo desde otra posición que no fuera el sillín de la bici. Tras su retirada se involucró en la organización de carreras ciclistas como la París-Niza o la París- Corrèze. El día que hizo pública su enfermedad presentaba su autobiografía Cuando éramos jóvenes y despreocupados que concluye de la siguiente manera: «He sido solo un hombre que ha hecho todo lo posible por abrirse un camino hacia la dignidad y la emancipación. Ser un hombre». Queda todo dicho, profesor. DEP.

Txema Martínez de 43 años tenía una dilatada experiencia en equipos ciclistas, como el Saunier Duval, el Euskaltel o el Sky

Desgraciadamente las malas noticias no cesan en el mundo del ciclismo y otra muerte trágica se ha producido hoy. Ha sido en la Vuelta Ciclista a España en la que el masajista del equipo Sky, el español Txema Martínez ha fallecido tras por una infección bacteriana de posible origen alimenticio, por la que estaba ingresado en un hospital de Sevilla. Fuentes del equipo británico han confirmado que este virus no tiene relación alguna con el proceso vírico que han sufrido otros corredores del Sky como Juan Antonio Flecha, Augustyn y Swift, y que supuso la retirada de los tres ciclistas. La confusión y la consternación reina hoy en la Vuelta ante la falta de datos e información que se tiene sobre este caso. Lo que a buen seguro no puede faltar es el homenaje de la Vuelta y de la familia del ciclismo al masajista español. DEP.


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