Rafa a corazón abierto

30 07 2009

No pegó ningún raquetazo, no dio ninguno de los golpes imposibles a los que nos tiene acostumbrado, ni celebró punto alguno con el vigor que le caracteriza. Pero sí supo devolver la bola en todas y cada una de las preguntas a las que Lorenzo Milá y Rosana Romero le sometieron. Rafa Nadal fue el pasado martes el protagonista de una amplia entrevista realizada por TVE desde su casa en Manacor. Allí conocimos un poco más a la persona y descubrimos las exigencias y los sacrificios que un tenista de alto nivel sufre.

Rafa Nadal en un ambiente relajado contesta a las preguntas

Rafa Nadal en un ambiente relajado contesta a las preguntas

Todos esperábamos la confirmación de su regreso, y sus primeras palabras fuero esperenzadoras: «estoy bien y me encuentro perfectamente, espero que la evolución continúe así». Más adelante aseguró que desea reaparecer en Montreal  y que forzará para que así sea (no será la primera vez), con lo que todos respiramos más tranquilos. Sus dos meses de parón le han servido para relajarse, para refrescar la mente y para tonificar su cuerpo, pero también para no acudir a Wimbledon y para terminar perdiendo el nº1 a manos de Roger Federer.

«Llevaba mucho tiempo jugando con dolor» (Montecarlo, Barcelona, Roma, Madrid) confesó, aunque fue la derrota en Roland Garros, en París, en su torneo, la que hizo saltar la voz de alarma. Fue la señal que Nadal necesitaba. En ese momento se dio cuenta de que necesitaba parar, «uno termina perdiendo la ilusión por entrenar, por competir, por todo, porque no te ves con la misma energía». Ese dolor minó también su cabeza, la encargada de sujetar las piernas y su arma más importante y el parón se hizo entonces imprescindible.

En este sentido Nadal quiso dejar claro que su único problema habían sido las rodillas. Que ahora le dolían en la parte superior y por eso las vendas blancas que habían adornado la parte inferior de su rótula desaparecieron. Todos creíamos que el dolor se había marchado con ellas y Rafa estaba en perfectas condiciones. Él se encargo la otra noche de sacarnos de nuestro error. Al igual que hizo con la separación de sus padres. Rafa no eludió estas cuestiones y reconoció que el «cambio en su familia» le había afectado, como a cualquier ser humano, pero que eso no impidió que continuará ganando torneos como Indian Wells, Montecarlo o Barcelona. Consciente de que su familia ha sido un pilar fundamental en su carrera deportiva, alabada en multitud de ocasiones por lo bien que habían sabido encaminar los pasos del gran campeón mallorquín, aseguró que ha sido dificil de asimilar y que ha sufrido bastante ante la imposibilidad de estar en casa.

Ese ha sido otro tipo de dolor, pero Rafa no busca excusas y prefiere la autocrítica. No desea volver a cometer errores del pasado y a partir de ahora se planteará el calendario de otro modo. No dudó al afirmar que haber ido al Master 1000 de Madrid fue un error. «Debería haber parado tres semanas y preparar Roland Garros más tranquilo», aunque eso, tal y como desveló Rafa, no le hubiera asegurado ganar en París. «No he sabido cuando parar, cuando descansar, ese ha sido mi error», concluyó.

Estos casi dos meses tampoco han sido ningunas vacaciones. Rafa se ha machacado literaralmente para volver a tope a las pistas. Sus cinco horas y medias de ejercicios con diferentes máquinas de entrenamiento marcan el pundonor y el sacrificio que el actual número dos del tenis mundial está haciendo para volver a la cima. Las imágenes, intercaladas entre las respuestas de Nadal, así lo atestiguan. Porque en ellas vimos al Rafa que nunca se ve, alejado del éxito que le acompaña en las pistas de tenis, empapado en sudor y sufrimiento repitiendo una y mil veces los mismos ejercicios. Y por si ello no fuera suficiente Rafa duerme con una máquina de magnetoterapia con las que agilizar su recuperación, aunque reconoce que a veces no pega ni ojo.

Es la otra cara de un campeón, el trabajo en la sombra, el sufrimiento diario, en busca de recompensas mayores con las que alcanzar todos sus sueños y superar todos sus retos. Sólo así se aprende a disfrutrar sufriendo. Algo que sólo el deporte puede ofrecer. Rafa, que es una persona optimista y alegre, le gusta sufrir, porque sabe que es la base sobre la que edificar los triunfos. Estos dos meses le han servido para mucho, pero que nadie dude que con su vuelta nos tocará disfrutar a todos cuando Rafa vuelva ser feliz jugando a tenis; su única obsesión.

Vea aquí la entrevista completa:


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